Last train home

归途列车 Guītú Lièchē

Fan Lixin, 2009


¿De qué va?

Una pareja, los Zhang, se embarca en un viaje en tren para volver a su pueblo natal con ocasión del Año Nuevo Chino, junto con otros 130 millones de trabajadores migrantes. Su intención es juntarse con sus hijos durante unos días antes de tener que volver a Guangzhou (provincia de Guangdong), la ciudad que les ha acogido y donde trabajan en un taller y viven en condiciones muy humildes. A lo largo del documental intentaremos entender las razones para vivir a miles de kilómetros de sus hijos, sus preocupaciones y cómo toda esta situación afecta a unos niños criados por su abuela en un humilde pueblo de la provincia de Sichuan.

Por qué verla

La historia y las condiciones de vida de los 130 millones de trabajadores migrantes en la China actual no es algo que salga mucho en las noticias de la prensa occidental, a pesar a las dimensiones y la situación que lleva a todas esas personas a estar alejadas de sus familias, vivir en condiciones ínfimas y no contar en muchas ocasiones con ningún tipo de prestaciones sociales.

Todos hemos oído hablar del Año Nuevo Chino, una celebración ante todo familiar, y que es el momento en el que millones de personas en China aprovechan para viajar a sus ciudades y pueblos de origen para encontrarse con sus familias. Se trata de la mayor migración del planeta. La mayoría de esos viajes se realizan en tren, y en su mayoría son viajes con duración de varios días, en condiciones de alta masificación. En el documental podemos ver las inmensas muchedumbres que se apelotonan año tras año en torno a la estación principal de tren de la ciudad de Guangzhou.

Todos hemos oído hablar del Año Nuevo Chino, una celebración ante todo familiar, y que es el momento en el que millones de personas en China aprovechan para viajar a sus ciudades y pueblos de origen para encontrarse con sus familias. Se trata de la mayor migración del planeta. La mayoría de esos viajes se realizan en tren, y en su mayoría son viajes con duración de varios días, en condiciones de alta masificación. En el documental podemos ver las inmensas muchedumbres que se apelotonan año tras año en torno a la estación principal de tren de la ciudad de Guangzhou.

La familia Zhang, protagonista del documental, es sólo una excusa para hablar del progreso económico vivido por China desde hace 30 años, y que ha hecho que millones de campesinos del interior se hayan trasladado a las ciudades costeras del país, donde se ha concentrado la inversión del Estado y de compañías extranjeras.

Saber más sobre la película

Lixin Fan nació en 1977 en Wuhan (Hubei), y antes de dirigir esta película, trabajó como parte del equipo de producción de otros documentales sobre la sociedad china.

Desde hace más de 10 años, Fan vive en Canadá, y es una productora canadiense la responsable de lanzar esta película, su debut como director.

Last train home ha ganado numerosos premios al mejor documental en festivales como el EBS (Corea), River Run (EE.UU.), Amsterdam y Montreal.


Para conocer más

Todos los niños chinos tienen derecho a una educación por parte del Estado, pero no todos reciben una. Decenas de millones de hijos de trabajadores migrantes carecen de dicha educación debido a un sistema de registro, el hukou, que divide a los ciudadanos del país entre residentes rurales y urbanos, y les asigna unos derechos. Este sistema, diseñado en los años 50 para controlar la migración masiva desde el entorno rural hasta las ciudades de la costa, establece que uno sólo tiene acceso a la salud, educación y servicios sociales en el lugar donde le tocó nacer, aunque uno se mude a una ciudad dentro de su mismo país. Sólo una parte de los trabajadores consiguen cambiar su hukou, la gran mayoría tienen que sobrevivir sin prestaciones públicas en las ciudades, donde de media ganan 3 veces más que en el entorno rural. Prestaciones que son denegadas también a sus hijos, ya que el sistema es hereditario. Estos 140 millones de trabajadores migrantes que viven en la actualidad en las ciudades dejan atrás, en el campo, a 58 millones de hijos al cuidado de familiares. Otros 19 millones de niños viven con sus padres en las ciudades, siendo ciudadanos de segunda clase.

La amplia mayoría de los trabajadores migrantes de origen rural todavía trabajan en trabajos con salarios muy bajos en fábricas (31%), en el sector de la construcción (21%) y en el de servicios, según el China Labour Bulletin.


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